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martes, 11 de mayo de 2021

Protestas en Colombia; Sudamérica y su lucha contra el neoliberalismo

 


Por: Miguel Alejandro Rivera 

La pandemia por el Covid-19 fue desastrosa para los sistemas sanitarios internacionales, así como para la economía, la educación, el turismo y en general muchos ámbitos de la vida social; sin embargo, algo que detuvo el coronavirus y que dolió mucho, fueron las protestas en América Latina contra un enemigo único al que por fin se le ponía nombre y apellido: el neoliberalismo.

En 2019, los jóvenes chilenos mantuvieron multitudinarias manifestaciones que iniciaron debido al alza en la tarifa del transporte público; sin embargo, al avance de los días, las nuevas generaciones del país sudamericano comprendieron que el problema llegaba a un fondo que decantaba en las políticas impulsadas por la dictadura de Augusto Pinochet a partir de 1973, cuando con un golpe militar de derrocó al entonces presidente, electo en 1970 por vía democrática, Salvador Allende.

En aquel entonces, Chile se convirtió en el laboratorio de los Estados Unidos para aplicar las políticas económicas y sociales del neoliberal Milton Friedman, cuyas teorías fueron pieza clave en la historia del continente para encumbrar el sistema mundo occidental conveniente para la Casa Blanca y sus aliados. Empero, algo que ni el Covid-19 pudo frenar, fue que, en octubre del 2020, se iniciara el proceso para crear una nueva Constitución que sustituyera a la de 1980, precisamente heredada por una dictadura militar que costó miles de asesinados y desaparecidos.

También en 2019, Ecuador fue escenario de protestas que apuntaban al mismo enemigo: cambios económicos neoliberales en la política estatal en materia energética y otros sectores. En el país gobernado por Lenin Moreno, gran parte de las movilizaciones surgieron del sector indígena, jubilados y maestros, pero como en el caso chileno, se presentó fuerte represión policial, generando detenciones arbitrarias, heridos y muertos.

Y ante tales escenarios, ¿cuándo van a entender los gobiernos de derecha que la población rechaza los sistemas en los que todo se privatiza, todos los precios se liberan a gusto de los empresarios, todo está en manos de una oligarquía corporativa cuya máxima preocupación es acrecentar sus ganancias?

Hoy Colombia es el escenario de las manifestaciones más álgidas en el presente latinoamericano; no es la primera vez que Iván Duque sufre de inestabilidad social debido a sus decisiones gubernamentales y, aun así, insiste en activar iniciativas nocivas para la sociedad. El foco primario fue la reforma tributaria, que buscaba gravar la canasta básica aplicándole un Impuesto al Valor Agregado (IVA), así como también aumentar el costo de los servicios básicos (luz, agua, telefonía pública), medidas muy similares a las implementadas por Mauricio Macri en Argentina, lo que decantó en una crisis que le costó la reelección como presidente; es decir, está probado que esas medidas son un fracaso.  

 Ante la crisis que vive Colombia, que ha dejado alrededor de 20 asesinados durante las manifestaciones, instancias internacionales como la Organización de las Naciones Unidas (ONU) o la Organización de Estados Americanos (OEA), ya han condenado los hechos dentro de un discurso que, ha decir verdad, no logra nada. Luis Almagro, secretario general de la OEA, se ha mostrado incisivo en casos donde, a su parecer, la democracia peligra, como por ejemplo, cuando Evo Morales ganó las elecciones de 2019 en Bolivia y se le acusó de fraude, o al criticar constantemente al régimen venezolano; pero ahora que el problema es en Colombia, un aliado clave de los Estados Unidos en la región, no pasa de “condenar” la represión y seguir adelante.

Lo que sucede en Sudamérica es preocupante porque muestra el hartazgo sostenido de una sociedad que no puede más con el sistema que se le ha impuesto; además, la respuesta de los gobiernos sigue siendo la misma: represión policial o militar contra los inconformes. La repetición de las imágenes en las que los manifestantes son violentamente agredidos es la estrategia de sembrar el miedo para quienes aún no salen a las calles, pero consideran hacerlo: la doctrina del shock en su máximo esplendor.

Pero en muchas regiones de América Latina ya es tanto el cansancio o la pobreza que no hay mucho que perder y por eso soportan la represión gubernamental; aunque el fantasma de los falsos positivos en Colombia; de los desaparecidos en la época de las dictaduras de Chile, Argentina, Uruguay, es amenazante, las sociedades del Sur son un ejemplo de coraje y lucha por la dignidad, por su derecho a decir “no”.      

miércoles, 5 de mayo de 2021

El Parlamento Europeo contra el gobierno de Bolivia; el costo de la cercanía con Putin



 Por: Miguel Alejandro Rivera 

En 2018 y 2019, el presidente de Rusia, Vladimir Putin, y el entonces mandatario de Bolivia, Evo Morales, fueron participes de cumbres en las que ratificaron los apoyos del país euroasiático para con la nación sudamericana; en estas reuniones se habló de temas por demás sensibles para la política bilateral de ambos países, que sin duda causaron resonancias más allá de sus fronteras.

El primer tema del que se puede exponer es Venezuela y la preocupación de los mandatarios por un entendimiento entre la oposición y el gobierno de Nicolás Maduro, al cual ambos aceptan y legitiman, a diferencia de grandes potencias como Estados Unidos o la Unión Europea, que incluso en su momento reconocieron a Juan Guaidó como autoridad. El segundo tema, quizá más delicado, fue el de la cooperación para la extracción de gas y la exploración de yacimientos de hidrocarburos.

Asimismo, el tercer punto fue plantear el apoyo técnico para el desarrollo militar de Bolivia, algo que seguramente molestó mucho a la Casa Blanca; además, el hecho de que también se dialogara sobre el desarrollo de energía nuclear y la explotación del litio, pudo ser el colmo para las potencias que están en contra de las políticas progresistas en los países en desarrollo.

Este contexto es necesario porque apenas el pasado jueves, el Parlamento Europeo aprobó una resolución común en la que se considera a la ex presidenta de Bolivia, Jeanine Áñez y a sus excolaboradores “presos políticos” y se “denuncia y condena su detención arbitraria e ilegal”. La resolución pide a las autoridades bolivianas que los “liberen inmediatamente y retiren los cargos por motivos políticos contra ellos”. También pide “un marco de justicia transparente e imparcial, sin presiones políticas”, e insta a las autoridades a que “presten toda la asistencia médica necesaria para garantizar su bienestar”.

A Jeanine Áñez y a quienes fueron sus ministros, se les acusa de terrorismo, sedición y conspiración; además, a la ex mandataria se le responsabiliza por el asesinato de más de 30 personas en la represión de las protestas en contra de su gobierno, uno al que precisamente el pueblo boliviano le dio la espalda cuando a través del voto popular devolvieron el mando al Movimiento Al Socialismo (MAS).

Ante la resolución aprobada por el parlamento europeo, el ex mandatario Evo Morales escribió en su cuenta de Twitter: “Rechazamos la iniciativa intervencionista impulsada por la extrema derecha en el Parlamento Europeo que promueve la impunidad frente a las muertes y las graves violaciones de derechos humanos durante el golpe. Bolivia es un pueblo libre que ejerce su soberanía con dignidad e identidad”.

¿Qué les molesta tanto a las potencias? Bolivia fue un país menospreciado durante décadas; con más del 60 por ciento de población indígena, sus costumbres no eran tierra fértil para el libre mercado, el neoliberalismo o las empresas trasnacionales, siendo un ejemplo el cierre de McDonald´s en 2002, por la poca aceptación que sus ocho sucursales tuvieron en el país sudamericano.  

No fue sino hasta que en 2006 Bolivia se volvió plurinacional, progresista e incluso una de las economías más estables de la región, según la Comisión Económica para América Latina y el Caribe, que los Estados Unidos y otras potencias le prestaron atención y comenzaron el hostigamiento de mala manera; peor entonces fue la situación cuando se encontraron grandes yacimientos de litio, por los cuales hasta magnates como Elon Musk han entrado en polémica tras declaraciones que pudieran vincularlo, como lo asegura el actual presidente, Luis Arce, al golpe de Estado que encumbró a Jeanine Áñez en el poder.

Por eso había que hablar de la reunión entre Putin, Morales y los temas que se trataron, pues no es casualidad que justo después de estas cumbres deponen a uno de los mandatarios con mayores logros en la región como lo fue Evo Morales. Historias del presente como esta, reviven fantasmas del pasado como la doctrina Monroe, las dictaduras en Sudamérica durante la Guerra Fría, la Escuela de las Américas y la militarización del continente, el Plan Condor, la Guerra Sucia, entre tantas artimañas del sistema mundo que ya debieran terminarse.

Sin embargo, si algo positivo queda de esta experiencia es precisamente el poder que puede tener un pueblo a través del voto y la congruencia con un proyecto político claro. Luis Arce fue en gran medida el artífice de la política económica de Evo Morales, la cual llegó a crecer al menos 4 por ciento anual, según cifras del Banco Mundial.    


lunes, 12 de octubre de 2020

¿Quién es Abdullah Öcalan y por qué el 10 de octubre es el Día de Acción Mundial por su liberación?


Por Miguel Alejandro Rivera 



Este 10 de octubre, se celebró el Día de Acción Mundial por la liberación de Abdullah Öcalan, el líder de una nación de la que poco se habla porque sus costumbres, su pensamiento y sobre todo, su forma de organización política, no encajan en lo que conocemos dentro del sistema mundo occidental: el Kurdistán.

El Kurdistán es una nación que se resiste a desaparecer. No es un país, no es un Estado, es un grupo de más o menos 40 millones de personas que comparten cultura, lenguaje, creencias, un montón de ideas que los unen; sin embargo, su existencia está en riesgo porque en la lotería del concierto internacional, les ha tocado perder, además de que están dispersos por varios países.

A los kurdos los desaparecen en la luchan por perpetuar sus tradiciones; desaparecen las personas, pero permanece su revolución que se hereda, se piensa, se reflexiona y se reaviva ante cada vida que de pronto se esfuma por el asedio de sus vecinos, países que sí están reconocidos por el Sistema Mundo occidental.

¿Cómo fue que este espacio quedó dividido entre lo que hoy identificamos como Siria, Irán y Turquía? En mayo de 1916, en plena Guerra Mundial, Francia e Inglaterra firmaron el tratado de Sykes-Picot para definir el grado de influencia y control de ambos países en el Medio Oriente en caso de que la Triple Entente obtuviera la victoria en contra del Imperio Otomano, lo cual sucedió.

Aunque existen antecedentes de planes que la Gran Bretaña tenía en la región, se considera que dicho Tratado dio forma a la geopolítica moderna de Medio Oriente, pues marcó las fronteras entre Irak, Siria, Irán, Cisjordania, los territorios de Palestina, entre otros varios espacios. La idea central de comenzar con estos trazos fue el pensamiento de “divide y vencerás”, pues a muchos liderazgos del Imperio Otomano se les ofrecieron Estados de corte occidental si garantizaban la derrota de sus aliados, abandonando las formas de organización que tenían antes de la inmersión occidental.

A la caída del sultanato otomano en 1922, muchos de los líderes de Oriente Medio fueron traicionados y otros siguieron cooptados bajo los intereses imperialistas de occidente, por lo que los conflictos étnicos y políticos en la región comenzaron o se agravaron; en ese revoltijo están los Kurdos, quienes luego de cien años, siguen luchando por no desaparecer. En ese mismo desastre, se funda Turquía, el 29 de octubre de 1923, bajo el liderazgo de su más grande héroe nacional, Kemal Atatürk. Dos naciones de las que hablaremos a continuación, los kurdos y los turcos, unos ganadores ante occidente, los otros a veces pareciera que ni siquiera existen ante los ojos de las potencias.

Desde 1999, el líder del pueblo kurdo Abdullah Öcalan está recluido en la prisión de alta seguridad tipo F de la isla de Imrali en calidad de preso político del Estado turco. Todos los medios de comunicación, incluyendo cartas, faxes o llamadas telefónicas le han sido prohibidos indefinidamente y sin excepción… Es el único preso en la isla, Öcalan es un desaparecido público.

Topógrafo de profesión, el delito de Öcalan fue fundar en 1978, junto con su mujer, Kesire Yildirim, y sus seguidores Hakki Karer, Kemal Pir y Mazlun Dogan, el Partido de los Trabajadores del Kurdistán (PKK), para reivindicar los derechos de los kurdos, respetando la religión musulmana y sus arraigadas tradiciones.

Su batalla incluía la liberación de las once provincias turcas del sudeste de Anatolia, y de la población kurda repartida en Turquía, Irán, Irak, Siria y en algunas repúblicas soviéticas. El PKK inició la lucha armada en agosto de 1984 por la independencia de la población kurda que vive en Turquía, que asciende a unos 20 millones de personas; desde entonces mantiene una guerra no declarada entre los revolucionarios y el gobierno turcos, en la que han muerto y desaparecido decenas de miles de personas.

En una declaración emitida por la copresidencia del Congreso de Sociedades Democráticas del Kurdistán en Europa (KCDK-E) se pidió que el 10 de octubre fuera declarado Día de Acción Mundial por la Liberación de Öcalan. El documento afirmaba: «La conspiración internacional cumple 21 años mientras Turquía sigue atacando todas las partes del Kurdistán. El aislamiento implementado contra Öcalan se implementa contra todo el pueblo kurdo. Turquía está llevando a cabo operaciones psicológicas y armadas en Oriente Medio, a través de la ocupación, la tortura, la violación, el linchamiento, las masacres y el genocidio. Es hora de poner la paz, la estabilidad y la libertad como una alternativa al fascismo».

Y se añade: «Como el líder Öcalan es el único interlocutor que puede desempeñar el papel de poner fin a la guerra y dar una solución, está apegado y el enemigo quiere silenciarlo, por lo que se impone el aislamiento. La solución del problema kurdo y la democratización de la región pasa por el papel del líder Öcalan. Para ello, decimos: ‘Ha llegado el momento: Liberen a Öcalan’ y declaramos el 10 de octubre como el Día Mundial de Acción por la Libertad de Abdullah Öcalan. Hacemos un llamamiento a toda la humanidad progresista del mundo, especialmente al pueblo del Kurdistán, a los intelectuales, artistas, ecologistas, defensores de los derechos de la mujer, a todos los que están a favor de la libertad y la igualdad para que se unan a este día de acción con creatividad».

“En el Corán podría estar, aunque no esté, esta profecía: Las riquezas naturales serán la maldición de las gentes”, dice Eduardo Galeano en su texto “Muros”, y como podría estar en el Corán como en cualquier otro libro religioso o profético, porque la frase resulta contundente ante la realidad histórica que avasalla a territorios como el de Américas Latina, o también al Kurdistán, explica el periodista argentino especializado en el tema, Leandro Albani en entrevista.

«Los recursos naturales son muy importantes: el agua dulce es uno de ellos, porque a todo el territorio del Kurdistán lo cruzan los ríos Tigris y Éufrates, que son las principales fuentes de agua dulce en Medio Oriente, y también hay mucho petróleo y gas natural; algo que no se tiene en cuenta porque en los Siglos XX y XXI, siempre se hizo hincapié en el petróleo, pero tanto el agua dulce, como la tierra».

«El Kurdistán es muy fértil, sobre todo en el norte de Siria, son vienes sumamente codiciados por cada nación. Por poner un ejemplo, en Siria, el Estado, hasta que comenzaron las revueltas en 2011, 2012, al Kurdistán sirio le llamaban ‘el granero de Siria’, porque ahí se daba la producción agrícola para todo el país, pero a su vez, esa región siempre fue la más pobre de Siria, porque el gobierno sirio retiraba todo eso, lo llevaba a las provincias del Mediterráneo, y los y las kurdas vivían y viven en la pobreza».

El caso de Öcalan es paradigmático, importante sin duda porque nos recuerda la enorme diversidad que existe en el mundo y lo mucho que las potencias se empecinan en aniquilarla. Dos preguntas debieran surgirnos a partir de esta problemática: ¿por qué aislar a Öcalan?, y ¿por qué siempre destruir al que piensa distinto, por qué el Kurdistán es una nación muda, tratada como invisible ante el concierto del occidente, del oriente, de todos?

domingo, 20 de septiembre de 2020

#EscritordeBarrio: Sobre un día en el banco en época de contingencia

 

A ese que llega y pregunta: "¿Esta es la fila para el banco?", dan ganas de decirle: "No cabrón, qué crees que coincidió que a las siete de la mañana, con el frío y todo, tres personas nos sentamos aquí, una a leer, otra a ver el celular y una más pa' ver el amanecer mientras se toma su atole... Mira, ella hasta se trajo su banquito". El mexicano es tan curioso que hasta en una fila para el banco le brota el folclor y ni cómo negar la cruz de su parroquia.

Hasta en cuarentena los horarios de la Ciudad son estrujantes, y por eso varios hacemos espera hasta de dos horas para ser de los primeros en maniobrar con los pocos centavos que nos da la vida. No falta el vivo que se hace el desentendido y como cuando llega, aunque sigue siendo temprano, ya se armó una fila como de veinte personas, pues él, quién quita, arma del otro lado su propia cola a ver si es chicle y pega. Al rato va a llegar una trabajadora del banco para decirle que ha fallado, pero pues él hizo su intento. Está el paranoico que entre las páginas de una TV Notas trae un chequesito que va a cambiar; cada cinco minutos abre la revista y revisa que, en efecto, siga ahí su pedazo de papel que no valdrá más de 3 mil pesos: "¡Para ya de revisar, cabrón, ¿a dónde se va a ir tu pinche cheque sí ahí lo tienes?!", dan ganas de decirle porque lo pone a uno de nervios. De pronto se acerca el "tierno" viejecito que como ya ve mucha gente, hasta cojea más y con ojo escrupuloso, tantea a ver quién será él o la más bondadosa para dejarle el lugar: "Es que es rápido a lo que vengo", exclama tratando de dar tristeza; esa táctica a veces jala, otras no: es difícil ceder un bien inmaterial tan preciado como un lugar de dos horas de espera...


... ¿Por qué nunca falta un cabrón que grita cuando habla por teléfono?, hermano, ya sabemos que eres abogado, qué bueno que tienes trabajo, no hay necesidad. En su cama aún, hay uno pensando en esa fila pero como no alcanzó a despertarse, ya mejor irá mañana. Nomas por las caras, aún varias medio cubiertas con cubrebocas, se sabe a qué viene cada uno: ese de la playera de 'Metálica' hasta sonríe de que trae a su papá, ya adulto mayor, pa' chingarle algo de su pensión; aquel está triste porque le toca pagarle al SAT; esta de al lado también contribuye al Estado pero pagando la luz; aquella se siente orgullosa porque es el segundo mes que retira las ganancias mensuales que le dejó el divorcio, y una más está cabizbaja pero esa ni hará movimientos bancarios, es la de las tortas y los atoles que nomás ha vendido uno y lleva aquí desde las seis y media de la mañana, de hecho, fue la primera en llegar...


Corolario: Y la fila no fue de dos, sino de tres horas porque por la contingencia, los bancos abren a las diez: ni hablar, uno de los males menores que deja el Covid-19. Hay quienes llegan a las 9:30 y se ponen tristes, van hasta el final de la cola y se resignan al saber que su mañana ya la perdieron. A la primera persona que llegó, antes incluso que amaneciera, el banco debería pagarle sueldo porque da más información que los propios ejecutivos; no son pocos los que: "Señorita, ¿aquí es para ventanillas?", "¿No sabe a qué hora abren?", "Oiga, ¿y usté a 'quihoras' llegó?". Conforme avanza la mañana, más no la fila, en la entrada del banco se 'arrejunta' la gente porque ya se armaron dos hileras: unos necios, pero necios con ganas que no se pararon temprano pero quieren pasar rápido y otros que dicen, alzando las cejas: "es que soy 'prayoriti'"; "¡uy, disculpe usted, monsieur!, no sabía que era tan importante, pásele por favor y no deje de saludarme al diputado, ora que lo vea". Unos se enojan porque tal o cual pasó primero, "es que yo llegué más temprano y no se vale"; al final, México es así, arbitrario. Ya que pasa uno a manipular sus centavos, da lo mismo que la gente afuera sigue de aferrada con su doble fila o ignorando las reglas del banco y hasta las de Sana Distancia, porque temprano todos a medio metro y ya que abren, andan discutiendo a centímetros... Lo que uno quiere, después de todo, es largarse para ir, seguramente, a algún sitio igual de insufrible.


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El sinsentido de nominar a Trump como Premio Nobel de la Paz


Por Miguel Alejandro Rivera

Hace algunas semanas, quizás como estrategia de campaña política de cara a las elecciones presidenciales de noviembre, tal vez por una real idea de un político en Noruega, se sugirió que el presidente de los Estados Unidos, Donald Trump, podría llegar a ganar el Premio Nobel de la Paz.

“Creo que ha hecho más para tratar de crear paz entre naciones que la mayoría de nominados”, dijo quien propuso a Trump para el Nobel, el político noruego Christian Tybring-Gjedde, miembro del parlamento de su país, en entrevista con Fox News.

Según la explicación del noruego, que circuló en medios internacionales, Trump merece el premio por impulsar el acuerdo alcanzado entre Israel y Emiratos Árabes Unidos. “Como se espera que otros países de Medio Oriente sigan los pasos de Emiratos, este acuerdo puede cambiar el tablero y hacer que sea una región de cooperación y prosperidad”, argumentó. Asimismo, se dijo que Trump no ha iniciado ninguna guerra ni ha enviado tropas a un conflicto armado, en contraposición con sus predecesores, como el propio Barack Obama que ganó el Nobel.

Qué increíble sinsentido: nominar a un hombre para un premio de paz sólo porque no ha hecho la guerra. ¿Nadie se da cuenta de lo terrible que ha sido la política estadounidense, basada en sus añejas doctrinas, que ahora resulta, un sujeto merecería reconocimiento por el hecho de no asesinar, de no bombardear, de no enviar a miles de hombres para masacrar a otro montón de seres humanos? Es como sentirse orgulloso de no ir a la cárcel por no ser un criminal, como si respetar al Otro no fuera nuestra obligación.

En 2018, Trump ya había sido propuesto para el Nobel por el propio Tybring-Gjedde, por “su ideología vigorosa de la paz, que usa como un arma de disuasión contra el islam radical, ISIS, Irán nuclear y China comunista”, según la carta que recibió el director del Instituto de Investigación sobre la Paz de Oslo. Además, se reconoció la cumbre del presidente con el dictador norcoreano Kim Jong-un en Singapur, la cual terminó sin acuerdos.

¿Y en el caso de Irán, qué pasó después? Que el mismo Trump abandonó el Plan de Acción Conjunto y Completo, acuerdo con el que las potencias (Reino Unido, Alemania, Francia, China y Rusia) mantienen tratos de que Irán no aumente su capacidad nuclear a cambio de disminuir las sanciones económicas contra el país persa.

Otro sinsentido en el mundo moderno: las potencias toman como rehén la capacidad energética de un país no occidental para invitarle, más o menos, al concierto de las naciones y sus pactos financieros, algo a lo que en realidad están obligados, debido a que por el estrecho de Ormuz, reducido espacio que conecta el Golfo Pérsico con el Océano Índico, es por donde pasa cada día más del 30 por ciento de la producción mundial de petróleo .

 Irán llegó a almacenar más de 8 mil kilos de uranio enriquecido al 3,5 por ciento. Según la BBC, para desarrollar armas nucleares es necesario que el uranio 235 esté enriquecido al menos al 90 por ciento. Pero justo cuando la economía iraní tomaba cursos positivos, otra vez, Estados Unidos, la nación que en 1945 destruyó Hiroshima y Nagasaki, asedia a un país que jamás ha lanzado una bomba con potencial nuclear.

 Y ya que estamos parados en Medio Oriente, hablemos del papel que tiene Palestina en el Plan de Paz de Trump: el reconocimiento de la nación palestina como Estado y su capital en Jerusalén del Este. ¿No el mismo Trump socavó la política de Palestina al trasladar la embajada de los Estados Unidos en Israel a Jerusalén y asegurar que el país judío tenía derecho a marcarla como su capital?

Tras el anuncio del Plan de Paz de la Casa Blanca, el presidente palestino Mahmoud Abbas lo calificó como una "conspiración" y dijo que los derechos de su pueblo "no están en venta". "Les digo a Trump y Netanyahu: Jerusalén no está a la venta, todos nuestros derechos no están a la venta ni a cambio de una ganga. Y su acuerdo, esta conspiración, no pasará", dijo Abbas en un discurso televisado en la ciudad de Ramala.

 Los palestinos han perdido más del 90 por ciento de su territorio desde la ocupación británica de 1917: su agua, sus recursos energéticos, sus árboles, Palestina ha vivido una suerte de balcanización en su propia tierra que ha partido su intento de país en no más que fragmentos acosados por Israel, el bastión de los Estados Unidos en Medio Oriente.



 ¿Y es Donald Trump quien merece un premio que enaltece las labores por la paz? Con tristeza, es evidente que ciertos galardones son sólo artefactos políticos más que una cuestión de meritocracia. Que alguien haga algo por Palestina, por el Kurdistán, por los afroamericanos que mueren a manos de la policía en Estados Unidos: ¿cómo un presidente puede estar siquiera nominado a un premio por la paz, cuando en su país miles se levantan en contra del racismo institucional que él mismo parece alentar en su discurso nacionalista?



El averno de los escombros, ¿cómo vivir en paz después del terremoto?

Por Miguel Alejandro Rivera 

 

— ¡¿Hay alguien ahí?!… ¡¿Hay alguien ahí?!… ¡Eh, silencio todos para poder escuchar!… ¡¿Si no puedes gritar por favor pega?!…— dice alguien ante un agujero entre los escombros en las calles de Bolívar y Chimalpopoca, en la zona Centro de la Ciudad… “Pum”.

 

— Oye, se siente que pegan, sí se siente que pegan, esta columna vibra, mira siente…

— ¡¿Cuántas personas hay ahí, pega las veces de personas que haya?!… … …— Pum, pum. —¡Hay dos… guarda la calma, respira tranquilo, te vamos a sacar!…

 

El pasado martes 19 de septiembre, fecha incómoda para los mexicanos, un sismo de 7.1 grados Richter sacudió la Ciudad de México y los estados de Morelos, Puebla, Oaxaca, Chiapas y Guerrero; sin embargo, esta vez, a diferencia del terremoto del 7 de septiembre, la capital del país fue la más afectada, como aquel 19 de septiembre pero de 1985.

Han pasado 32 años pero el recuerdo sigue ahí, intacto; por eso cuando por la radio, en las redes sociales de internet o en la televisión la gente se entera de que los edificios caen uno tras otro en la Ciudad de México, renacen las ganas, esa necesidad de correr y levantar los escombros con la esperanza de salvar a aquellos que no pudieron escapar.

 

Las zonas de desastre son impresionantes: piedra sobre piedra, sobre madera sobre basura, sobre telas, sobre más piedra y la gente que está cerca de los escombros se mira pequeñita; entonces uno piensa: “Carajo, ¿cuánto hay que quitar para llegar a una persona atrapada si los escombros son enormes?”.

 

Por eso todos saben que no hay tiempo que perder y a golpear las rocas, a picar piedra, levantar cascajo, luchar contra los escombros que se han convertido en el mayor enemigo de aquellos que corrieron pero no llegaron a la puerta; entonces uno vuelve a pensar: “¿Qué necesidad de vivir en edificios tan grandes, del culto a las ciudades, de apelmazarnos tanto en algunos lugares que tenemos que construir hacia arriba?, ¿Por qué hemos caído en la trampa de los edificios enormes que nos resguardan del viento, de la lluvia, atemperados con aire acondicionado para salvarnos del calor; construcciones monumentales que el día en que la tierra quiso acomodarse se convirtieron en la prisión de cientos de personas?”.

 

Golpe, tras golpe, tras golpe, tras golpe y nada: puros hoyos, puro polvo, puro cascajo y los voluntarios, rescatistas, paramédicos, junto con el Ejército, la Marina, la policía local y protección civil saben que se vienen días largos, pesados. Golpe, tras golpe, tras golpe y por fin se escuchan voces de entre los escombros, y los cientos de personas en la zona de desastre se encienden, y todos pegan con toda la energía recobrada por el hallazgo de vida, la adrenalina sube y los brazos adquieren poder: pum, pum, pum… “¡Rápido, una camilla!”… Y sale un sobreviviente, el júbilo es indescriptible: “¡Sí se puede, sí se puede!” gritan cientos de voces por un instante y paran, porque otra vez, hay que pegar de nuevo, hay que rascar de nuevo, vamos por otra vida.

 

Las manos duelen, los hombros apenas levantan el cascajo, las piernas flaquean, los ojos lloran, no por la tristeza, sino por el polvo que es insoportable: no es momento para dejarse llevar por el desánimo, ahora no, es tiempo de entender que si no eres médico, arquitecto o rescatista profesional, te has convertido en una máquina de carga; lo que en este momento sirve es tu fuerza, tu ingenio, tu capacidad física, nada más.

 

No falta a quien se le ocurre tomar fotografías, video, hasta una selfie justo en la zona de desastre, y claro, la gente se enoja, porque no es un lugar turístico, porque hay gente metiéndose en los escombros, arriesgando la vida para salvar otra que lleva horas extinguiéndose en la oscuridad de las ruinas. No es tiempo para el morbo, no hay cabida para el protagonismo; hoy incluso los periodistas, los fotógrafos, deben entender que su fuente es alguien que se tambalea entre la vida y la muerte y que si no levantan una piedra para rescatarlo, entonces su presencia ahí es inútil.

 

Entrar a los escombros es como entrar al averno y nadie que se asome a esa oscuridad sale ileso, porque ahora cada que cierras los ojos miras todo otra vez: las piedras apiladas sin regalar una salida, los golpes de la gente atrapada que anhela ver la luz una vez más, los cuerpos que salieron de ahí cubiertos por una sábana blanca porque no lograron resistir… Y sueñas con terremotos, y de pronto te mareas y sientes que tiembla de nuevo, y el corazón se destruye cuando sabes que hay personas que llevan horas en la penumbra, angustiadas, sedientas, pensando en que están a punto de morir. ¿Cómo vivir en paz cuando la tragedia del Otro ya penetró tan adentro, cómo seguir viviendo con esa marca en el espíritu?



lunes, 14 de septiembre de 2020

Las Narraciones del México Profundo, con la Brigada para Leer en Libertad

Un recuerdo no se le niega a nadie, y lo más hermoso de las Narraciones del México Profundo, ha sido compartir mis cuentos con la audiencia. Este video es de la primera vez que estuvimos con la Brigada... por fortuna, la primera de muchas...

https://www.youtube.com/watch?v=Wlt7UTPKK1s&t=59s 



El temible 9/11; a 47 años del golpe contra Salvador Allende


Por Miguel Alejandro Rivera

Qué curioso pueblo el chileno que da y al que le quitan. Rebelde parece por naturaleza y será por eso que sobre él cayó el peso de la escuela de Chicago, del neoliberalismo, la necesidad del imperio por hacerlos un experimento social para expandir los resultados por toda América Latina. En 2019 los jóvenes en Chile alzaron la voz, hartos de pagar su educación, de las tarifas inalcanzables, de ser víctimas del crédito. Con sus manifestaciones, nos recordaron al viejo de los anteojos, al socialista demócrata, a Salvador Allende.

El 4 de noviembre de 1970, Salvador Allende ascendió a la presidencia de Chile en un escenario casi impensable: país sudamericano que votaba por un proyecto abiertamente socialista, en un mundo helado por la Guerra Fría. ¡¿Cómo se atrevía aquel hombre a retar los intereses de los Estados Unidos, y en su continente!?

Salvador Allende lanzó un reto directo al imperio estadounidense y cuestionamientos, claro, contra sus conocidas doctrinas: la Monroe, con la clásica frase “América para los americanos”, y la Roosevelt o “El Gran Garrote”, que explicaba: “habla suavemente y lleva un gran garrote, así llegarás lejos”, en referencia a la militarización del continente americano.

Para el líder chileno esto no fue un problema, y liderando a los partidos Socialista y Comunista de Chile, ganó de forma democrática con un 36 por ciento de los votos, apenas arriba de Jorge Alessandri, descendiente de una estirpe de políticos chilenos que habían ostentando el poder en épocas anteriores.

El gobierno de Allende, que enarboló las intenciones de la llamada Unidad Popular, mejoró el reparto agrario, la nacionalización del cobre, la de algunas empresas, los programas sociales de nutrición, salud y educación, entre otras garantías que hicieron que en las elecciones de 1973, Allende logrará lo que no pudo obtener en el 70: la mayoría en el Congreso.

Y como imperialismo estadounidense no podía permitirse tener al enemigo en su territorio, se decidió echar mano de la doctrina del “Gran Garrote”, por lo que extendieron su poder a través de algunos militares detractores del gobierno, de entre los cuales resalta el nombre de Augusto Pinochet.

Fue entonces que el 11 de septiembre de 1973, la junta golpista ataca al Palacio de la Moneda, desde donde el propio Salvador Allende enuncia un histórico discurso por la radio, del cual se rescatan frases inmortales como:

“Pagaré con mi vida la lealtad del pueblo. Y les digo que tengo la certeza que la semilla que entregáramos a la conciencia digna de miles y miles de chilenos, no podrá ser cegada definitivamente”.

“No daré un paso atrás. Y que lo sepan: dejaré La Moneda cuando cumpla el mandato que el pueblo me diera”.

“Tienen la fuerza. Podrán avasallarnos, pero no se detienen los procesos sociales ni con el crimen ni con la fuerza. La historia es nuestra y la hacen los pueblos.

“Trabajadores de mi Patria, quiero agradecerles la lealtad que siempre tuvieron, la confianza que depositaron en un hombre que solo fue intérprete de grandes anhelos de justicia”…

Y todo esto, Allende lo dijo minutos antes de suicidarse con un tiro en la cabeza porque seguro tenía en la mente que morir de pie siempre será mejor que vivir arrodillado.

De ahí comienza un régimen sanguinario comandado por el propio Pinochet, caracterizado por la desaparición de miles de opositores, políticos, jóvenes socialistas y ciudadanos en general.

En 2011, la Comisión Valech que recibió e investigó nuevas denuncias en aquel tiempo, de violaciones a los derechos humanos cometidas por agentes del Estado en la dictadura del general Augusto Pinochet entregó un informe de 60 páginas al entonces presidente chileno Sebastián Piñera que incorporó otras 9 mil 800 víctimas y 30 casos de personas desaparecidas o ejecutadas, las cuales se agregan a las que ya habían sido calificadas con anterioridad. La Moneda dio escasa visibilidad al tema, mientras que las organizaciones de las víctimas criticaron el alto número de denuncias que fueron rechazadas por la comisión, más de 22 mil, informó el diario El País.

“Esperamos que este informe de la comisión contribuya a la paz y la reconciliación”, sostuvo el ministro de Justicia, Teodoro Ribera según el propio medio de comunicación. Desde el reinicio de la democracia en 1990, el Estado chileno ha tenido cuatro comisiones diferentes para reconocer a las víctimas y otorgarles una reparación. En total, sumando los casos de detenidos desaparecidos, ejecutados, torturados y presos políticos reconocidos por estas comisiones -sin considerar los exiliados ni las familias de todos los afectados-, el número de víctimas de la dictadura de Pinochet supera las 40 mil personas, de ellas 3 mil 65 están muertas o desaparecidas entre septiembre de 1973 y marzo de 1990… Ese fue el legado de Augusto Pinochet.

En contraste, Allende siempre será ese símbolo de lucha que pese a haber muerto a sus 65 años, siempre tendrá en el recuerdo ese halo de juventud, pues su frase más recordada siempre será: “Ser joven y no ser revolucionario, es una contradicción hasta biológica”.

“En la sierra mexicana de Nayarit, había una comunidad que no tenía nombre. Desde hacía siglos, esa comunidad de indios huicholes andaba buscando uno. Carlos González, uno de ellos lo encontró de pura casualidad.

“Este indio huichol había ido a la ciudad de Tepic para comprar semillas y visitar parientes. Al atravesar un basural, recogió un libro tirado entre los desperdicios.

“Sentado a la sombra de un alero, empezó a descifrar páginas. El libro hablaba de un país de nombre raro, que Carlos no sabía ubicar, pero que debía estar bien lejos de México, y contaba una historia de hace pocos años.

“En el camino de regreso, caminando sierra arriba, Carlos siguió leyendo. No podía desprenderse de esta historia de horror y de bravura. El personaje central del libro era un hombre que había sabido cumplir su palabra.

“Al llegar a la aldea, Carlos anunció, eufórico: ¡por fin tenemos nombre! Y leyó el libro, en voz alta, para todos. La tropezada lectura le ocupó casi una semana. Después, las ciento cincuenta familias votaron. Todas por sí. Con bailares y cantares se selló el bautizo.

“Ahora tienen como llamarse. Esta comunidad lleva el nombre de un hombre digno que no dudó a la hora de elegir entre la traición y la muerte. ‘Voy para Salvador Allende’, dicen ahora los caminantes”, escribió Eduardo Galeano, en su libro “Memoria del fuego, 1984”.

jueves, 23 de febrero de 2017

¡Plak! Un hoyo en la pared



Por: Miguel Alejandro Rivera
Mira, ahorita la joven va a llenar la hojita con la declaración, yo le voy a decir que ponga que venía en el carro y unos niños se le atravesaron en una bicicleta, no pudo frenar y mejor se estampó contra la casa; así ya le explicamos al seguro y tan tan, ya el borrachito se la cura al rato y pues… que vaya preparando el deducible jajajajaja (nadie se rió más que el oficial).
Era un domingo a medio día, calor incesante, colonia popular de Nezahualcóyotl,  Estado de México. La clásica pasividad del día de descanso de la sociedad mexicana se vio perturbada por un sonido seco en el ambiente.
¡Plak!, un hoyo en la pared.
Cuatro tipos en claro estado etílico forcejeaban contra sí mismos para salir de un automóvil Volkswagen Vento 2017. Las bolsas de aire impedían el descenso de  los pasajeros al frente. El primero en bajar del auto color arena fue uno de los sujetos que venía atrás: cojeando, apenas entendía lo que había pasado. El último fue el conductor: flaco, camiseta verde de tirantes, tatuaje de colores en el hombro derecho, trompa parada, rostro esquelético, mirada perdida.
“Pérdida total”, se escucha que por ahí dice un vecino; otro de los pasajeros batalla con su humanidad, camisa azul desfajada, zapato café, rostro hinchado, no por el golpe sino por el alcohol; se puede deducir que han pasado bebiendo toda la noche.
No ha transcurrido más de minuto y medio; el sonido del golpe seco congrega a los inquietos vecinos que intentan descifrar cómo en una calle recta un automóvil fue a estamparse de lleno contra una casa.
Un sujeto, del cúmulo de mirones que comenzarán a congregarse,  intenta llamar al 060, número de emergencia tatuado en el capital cultural de la mayoría de los mexicanos… la única respuesta que obtiene después de cinco timbrazos “tuuu, tuuu, tuuu, tuuu, tuuu”, es una voz femenina que de manera mecánica le repite una y otra vez: “Estás llamando a la línea de emergencia de la Ciudad de México, tenga presentes los datos de su ubicación, en un momento, te atenderemos… Estás llamando a la línea de emergencia de la Ciudad de México, tenga presentes los datos de su ubicación, en un momento, te atenderemos”. Igual parece que no hay necesidad de una ambulancia, el sujeto desiste de su intento por contactar a las autoridades.
Un hombre se acerca al lugar del incidente: “Sabes qué, bajen el carro de la banqueta porque si viene la patrulla ahorita se los va a querer chingar”. Los sujetos del auto, aún confundidos, regresan de golpe a la realidad y de manera hasta inocente, intentan cargar el auto que tiene chata, deformada y chorreante la parte delantera.
A veces la respuesta más simple es la correcta. Alguno de ellos atina en subir al auto y dejarse llevar por la lógica; gira la llave… al segundo intento, para la sorpresa de la audiencia: “ruuuuuun”, el auto prende aunque sea para bajarlo de la banqueta.
Los sujetos preparan su partida; ahora ya con el auto poquito separado del lugar donde se han estrellado, se aprecia un dramático y chusco hoyo en la pared: es una escena que cumple con las características de una tragicomedia, patéticamente atractiva.
La huída de los sujetos es interferida por la primer patrulla que se acerca (de otras nueve que terminaron llegando). De ella, bajan dos policías, inspeccionan la zona, buscan a los culpables, les es difícil entender cómo es que el vecindario se enfrenta a ese problema.
El auto se queda ahí, destrozado, depresivo, con las pequeñas luces intermitentes de los retrovisores laterales parpadeando una y otra vez: escurre todo tipo de líquidos, los oficiales lo miran, voltean hacia todos lados, de inmediato localizan a los responsables, que se hacen de delito al intentar huir lentamente: “¡Hey, flaco, ven flaco!”.
La patrulla echa en reversa y alcanza a dos de los sujetos, quienes ahora sabemos que son Hugo y Pepe, dos vecinos que no viven a más de una cuadra del lugar al que fueron a estrellarse.
Los policías hacen que vuelvan, ya también se acercan sus familiares: una güera vestida de pantalón y camisa de mezclilla, una mujer de pants negro, algunas cuantas señoras, y la madre del dueño del auto, mujer de cabellos canos, cubierta por un chal color turquesa… una mujer mexicana jamás dejará de cargar la cruz de ser madre.
Los oficiales son categóricos con una actitud que sorprende: —Si se arreglan entre particulares nosotros nos vamos. Es raro que en México la policía no quiera tener injerencia en un asunto de esta naturaleza, sobre todo porque con la suma de los factores: un auto chocado, un conductor en estado etílico y un hoyo en una pared, el resultado de la ecuación apesta a dinero.
El problema para policías, conductor, pasajeros y familiares, es que el auto se ha estrellado en una casa con departamentos independientes cuyo dueño no se encuentra, por lo que los inquilinos no pueden tomar ninguna decisión categórica: —Ya le hablé al dueño— dice una de las inquilinas, —que llega como en media hora.              
Hugo, el terrible conductor de auto, parece haber llegado a un acuerdo con una de las arrendatarias, pero ante la ausencia del dueño no hay nada determinante. Ante la incertidumbre, y la creciente muchedumbre de vecinos que parecen estar del lado de los sujetos que se estamparon en el muro, los policías piden refuerzos.
Comienza vals de patrullas, sirenas, torretas y policías sobre el asfalto caliente de la tarde. Un problema que parecía calmarse retoma su incandescencia cuando uno de los oficiales (cabello cano, panza prominente, moreno, con los lentes acomodados sobre la cabeza), llega a la escena, altivo, buscando culpables: —A nosotros nos pidieron el apoyo para calmar una riña por un desacuerdo entre particulares.
Se pierde la civilidad con la que se había desarrollado el conflicto; todos quieren opinar, las voces chillonas de las señoras prepondera: —Es que vea, ese viene en estado inconveniente, sin opacar, claro, a los hombres altaneros de barrio bajo cuyo reflejo natural es contraponerse a la autoridad: —Tú no te lo puedes llevar, ya nos estábamos poniendo de acuerdo con la señora.
Claro que me lo puedo llevar, tú no me vas a decir cómo hacer mi trabajo, revira el oficial.
Un incómodo jaloneo físico verbal se desarrolla, según el policía de cabello cano, quien ha tomado el mando de la situación por parte de los oficiales, no quieren perjudicar al conductor porque “yo a ti ni te conozco hijo, pero mientras no llegue el dueño de la casa no podemos hacer nada”.
Por otro lado, está Pepe, cuya madre es la dueña del auto que yace inanimado casi a la mitad de la calle. Se recarga en una pared, bebe un Gatorade de naranja y es regañado por la mujer que viste toda de mezclilla:
Ya cálmate Pepe, te lo estoy pidiendo por favor, todavía de que andan así te le pones al pedo a los policías. Pepe, con la mirada perdida responde: — A mí lo que me duele es el coche. — Si te doliera no harías estas pendejadas.      
Como a cinco metros, Hugo, recargado en otra parte del muro en el que acaba de echar a  perder su domingo le confiesa a uno de los vecinos: — Es que yo venía bien, pero por pinches ojetes, este güey (Pepe),  me movió el volante por echarle el carro a unos chavitos de una bicicleta para espantarlos y pues nos estampamos (esos niños regresarían mientras se arreglaba el problema: sus caritas de susto daban aún más validez a la versión del conductor).
— ¿Y a dónde iban?
—Por más chelas pa' seguirla
Nosotros tenemos cierto tiempo para actuar, si no llega el dueño de la casa vamos a tener que llevar al flaquito con un juez, dice el oficial de cabellos canos, causando en la multitud la molestia generalizada: el noventa por ciento de los vecinos están a favor de los pasajeros ebrios del auto. 
“¡Nooo, no se lo van a llevar!”, “¡No te lo puedes llevar hijo, al chile!”, “¡Es parte de tu trabajo público, te tienes que esperar a que llegue el dueño¡”, gritan varios personajes, hombres y mujeres, familiares, vecinos y mirones.
Es que da lo mismo, intenta explicar el policía, lo vamos a subir a una patrullita y que se esté aquí un rato, si no llega el dueño,  nos lo vamos a llevar, ya si con el juez el dueño de la casa dice “quiero llegar a un acuerdo”, pues ya se lo traen y no pasa nada.
El método oficial no convence a la multitud, que al parecer es la que manda en este problema; varios de los policías comienzan a desesperarse ante la pérdida de su autoridad, las señoras indican a los vecinos altaneros que se vayan, que están empeorando el asunto, el calor pesa demasiado a mitad de la calle.
El policía resuelve: — Sabes qué flaquito, dirigiéndose a Hugo, no te queremos perjudicar, ya me dijeron que el carro está asegurado, pero cuando los del seguro lleguen y te vean que vienes pedo, no van a querer pagar nada. Lo que vamos a hacer, si la otra parte (el dueño de la casa, que aún no llega), está de acuerdo, es un cambio de conductor. Consíganse a alguien que tenga licencia y decimos que venía manejando.
La elegida es una persona a la que se le identifica como “la hermana de Mónica”. Así, por dedazo, muy a la mexicana, es una mujer quien debe afrontar la imprudencia de cuatro sujetos que, bajo los efectos del alcohol, querían darle un susto a unos niños y terminaron perforando un muro a la altura de un departamento que por fortuna es utilizado como almacén.   
  Mira, ahorita la dama va a llenar la hojita con la declaración, yo le voy a decir que ponga que venía en el carro y unos niños se le atravesaron en una bicicleta, no pudo frenar y mejor se estampó contra la casa; así ya le explicamos al seguro y “tan tan”, ya el borrachito se la cura al rato y pues… que vaya preparando el deducible jajajajaja (nadie se rió más que el oficial).
“La hermana de Mónica”, y Hugo por fin se suben a “la patrullita”, ahí es donde esperaran al dueño de la casa,  que según informes de un inquilino, llegó horas después y accedió a arreglar el asunto “entre particulares”; él venía más espantado porque pensó que el conflicto lo protagonizaban sus hermanos, quienes desde hace años le quieren quitar el edificio; quizás el simple hoyo en la pared le fue un alivio.

Presentación de la novela "Ella no sabía nada de Bakunin" en la Feria Internacional del Libro del Zócalo de la Ciudad de México 2016