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martes, 15 de abril de 2014

La Luna roja... la Tierra roja.

Por: Miguel Alejandro Rivera

No comprendo. Esta madrugada muchas personas y los medios de comunicación estaban totalmente pendientes al eclipse que puso la luna “roja”. La gente salía a las calles y miraba al cielo comentando sus emociones ante el fenómeno.  

Hace siglos que varias naciones se han encargado de teñir la tierra de rojo y muy pocos tienen emociones o sentimientos por ello. El rojo de la luna es tema de conversación, análisis e incluso pretexto para jugar a ser poeta. El rojo de la tierra se convierte en cifras, nombres e incluso en simples pasajes históricos de libro de primaria.

12 de octubre de 1492, David Livingstone y sus expediciones a África en el siglo XIX, los siempre “amorosos” norteamericanos y sus intervenciones de “paz” en medio oriente, sin olvidar claro a nuestro ex presidente Felipe Calderón y su “magnífica” idea de hacerle la guerra al narcotráfico. Todos ellos y muchos más manchando países, caminos, mares, bosques, pueblos, comunidades, hogares, familias y vidas de un color infernal que ya no nos llama tanto la atención como sí lo hace un fenómeno astronómico.

Ríos de sangre convierten al mundo en el verdadero planeta rojo, pero estamos tan cerca, vivimos aferrados a él gracias a la gravedad que ya no nos damos cuenta de lo terrible que es cuando una superficie tan grade se torna del color de la sangre. En cambio el rojo de la luna es como casi todo lo que sucede y llama la atención de los seres humanos: anecdótico, otro suceso para las cifras, para los libros y para la historia.

Luna roja, nuestro mundo rojo, un mismo fenómeno que por causas tan diferentes genera sensaciones tan distintas.  

lunes, 14 de abril de 2014

Los días libres

Escuché por ahí que un hombre aprovecharía su “día libre”, y fue cuando me di cuenta en la prisión cotidiana en la cual vivimos nuestra existencia. Los días libres no hacen más que enaltecer lo poco libres que somos, lo esclavos que nos encontramos de vivir para trabajar y no trabajar para vivir.

Un “día libre” es el premio que nos da el sistema por haber encajado perfectamente en el engranaje de la marginación y la falsa riqueza. Vivimos esperanzados en tomarnos unas vacaciones en la playa, porque no tenemos los cojones para dejar nuestra falsa vida acomodada y convertirnos en viajeros permanentes.

 “¿Tú crees aun en la opinión pública? Pues bien, la opinión pública es un truco que han inventado los anglosajones, los ingleses, los americanos, son ellos quienes nos están llenando de mierda, nosotros no hemos tenido nunca un sistema político, no tenemos tradiciones” sostiene Antonio Tabucchi.

 A las aseveraciones del escritor Italiano yo agregaría que tampoco hemos tenido libertad, menos cuando estamos esclavizados por un sistema capitalista que gracias a Adam Smith y su “mano invisible” del mercado, este ya se manda solo.

Las clases bajas anhelamos con ahínco nuestras vacaciones, los “días libres”, la riqueza, las marcas, la falsa alegría. Las clases altas viven aterrados, inseguros, temerosos ante el ladrón, ante la derrota, ante la traición de un amigo…”y el pobre no duerme de tanto desear, lo que el rico cuida tanto que no encuentra la paz” diría una hermosa canción.  

¿Qué tan libres somos en los días libres? que cada alma encuentre su respuesta.  

domingo, 13 de abril de 2014

La energía de sus miradas

Miguel Alejandro Rivera

Cuando él la miraba callaba, cual conjunto de arena que soporta los pasos de la mujer divina que da razón a su existencia tan solo con andar. Cuando ella lo miraba, callaba, igual que las estrellas miran a los mortales desde su silencio universal. Sin embargo sus miradas vibraban, transmitían y causaban resonancias sordas en el viento.

Tan grande eran las energías originadas por ambos seres que fue inevitable el fenómeno natural desatado por sus miradas aquella jornada cuando sus pupilas crearon un puente indestructible e imperceptible para cualquiera con una vista carente de magia.

La tierra comenzó a vibrar tan fuerte que toda la humanidad temió haber desatado la furia de Dios por algún motivo desconocido. Las iglesias se atestaron, las mezquitas estaban a reventar, cada sinagoga del mundo o donde quiera que la gente se congregara para alabar a su propio salvador se llenó de almas desesperadas en busca del perdón.

Todo el mundo tuvo miedo, hasta la mente con más raciocinio del planeta sucumbió ante el pánico al que obligaba la situación… pero ellos, ellos dos permanecieron en calma, callados, serenos, tranquilos y distantes al todo que los rodeaba.

Las vibraciones alteraron las leyes de la física en todo el universo, y ambos se revolvieron en el aire: arena y estrellas asemejando volutas de humo emanadas de algún sahumerio celestial.


Cuando finalmente la calma volvió al cosmos y todos los seres humanos agradecieron a su Dios, ellos ya se encontraban muy lejos de este planeta, danzando en el vacío, disfrutando eternamente de la divina energía que se manifiesta cuando se cruzan sus miradas.