Por Miguel Alejandro Rivera
El Kurdistán es una nación que se resiste a desaparecer. No
es un país, no es un Estado, es un grupo de más o menos 40 millones de personas
que comparten cultura, lenguaje, creencias, un montón de ideas que los unen;
sin embargo, su existencia está en riesgo porque en la lotería del concierto
internacional, les ha tocado perder, además de que están dispersos por varios
países.
A los kurdos los desaparecen en la luchan por perpetuar sus
tradiciones; desaparecen las personas, pero permanece su revolución que se
hereda, se piensa, se reflexiona y se reaviva ante cada vida que de pronto se
esfuma por el asedio de sus vecinos, países que sí están reconocidos por el
Sistema Mundo occidental.
¿Cómo fue que este espacio quedó dividido entre lo que hoy
identificamos como Siria, Irán y Turquía? En mayo de 1916, en plena Guerra
Mundial, Francia e Inglaterra firmaron el tratado de Sykes-Picot para definir
el grado de influencia y control de ambos países en el Medio Oriente en caso de
que la Triple Entente obtuviera la victoria en contra del Imperio Otomano, lo
cual sucedió.
Aunque existen antecedentes de planes que la Gran Bretaña
tenía en la región, se considera que dicho Tratado dio forma a la geopolítica
moderna de Medio Oriente, pues marcó las fronteras entre Irak, Siria, Irán,
Cisjordania, los territorios de Palestina, entre otros varios espacios. La idea
central de comenzar con estos trazos fue el pensamiento de “divide y vencerás”,
pues a muchos liderazgos del Imperio Otomano se les ofrecieron Estados de corte
occidental si garantizaban la derrota de sus aliados, abandonando las formas de
organización que tenían antes de la inmersión occidental.
A la caída del sultanato otomano en 1922, muchos de los
líderes de Oriente Medio fueron traicionados y otros siguieron cooptados bajo
los intereses imperialistas de occidente, por lo que los conflictos étnicos y
políticos en la región comenzaron o se agravaron; en ese revoltijo están los
Kurdos, quienes luego de cien años, siguen luchando por no desaparecer. En ese
mismo desastre, se funda Turquía, el 29 de octubre de 1923, bajo el liderazgo
de su más grande héroe nacional, Kemal Atatürk. Dos naciones de las que
hablaremos a continuación, los kurdos y los turcos, unos ganadores ante
occidente, los otros a veces pareciera que ni siquiera existen ante los ojos de
las potencias.
Desde 1999, el líder del pueblo kurdo Abdullah Öcalan está
recluido en la prisión de alta seguridad tipo F de la isla de Imrali en calidad
de preso político del Estado turco. Todos los medios de comunicación,
incluyendo cartas, faxes o llamadas telefónicas le han sido prohibidos
indefinidamente y sin excepción… Es el único preso en la isla, Öcalan es un
desaparecido público.
Topógrafo de profesión, el delito de Öcalan fue fundar en
1978, junto con su mujer, Kesire Yildirim, y sus seguidores Hakki Karer, Kemal
Pir y Mazlun Dogan, el Partido de los Trabajadores del Kurdistán (PKK), para
reivindicar los derechos de los kurdos, respetando la religión musulmana y sus
arraigadas tradiciones.
Su batalla incluía la liberación de las once provincias
turcas del sudeste de Anatolia, y de la población kurda repartida en Turquía,
Irán, Irak, Siria y en algunas repúblicas soviéticas. El PKK inició la lucha
armada en agosto de 1984 por la independencia de la población kurda que vive en
Turquía, que asciende a unos 20 millones de personas; desde entonces mantiene
una guerra no declarada entre los revolucionarios y el gobierno turcos, en la
que han muerto y desaparecido decenas de miles de personas.
En una declaración emitida por la copresidencia del Congreso
de Sociedades Democráticas del Kurdistán en Europa (KCDK-E) se pidió que el 10
de octubre fuera declarado Día de Acción Mundial por la Liberación de Öcalan.
El documento afirmaba: «La conspiración internacional cumple 21 años mientras
Turquía sigue atacando todas las partes del Kurdistán. El aislamiento
implementado contra Öcalan se implementa contra todo el pueblo kurdo. Turquía
está llevando a cabo operaciones psicológicas y armadas en Oriente Medio, a
través de la ocupación, la tortura, la violación, el linchamiento, las masacres
y el genocidio. Es hora de poner la paz, la estabilidad y la libertad como una
alternativa al fascismo».
Y se añade: «Como el líder Öcalan es el único interlocutor
que puede desempeñar el papel de poner fin a la guerra y dar una solución, está
apegado y el enemigo quiere silenciarlo, por lo que se impone el aislamiento.
La solución del problema kurdo y la democratización de la región pasa por el
papel del líder Öcalan. Para ello, decimos: ‘Ha llegado el momento: Liberen a
Öcalan’ y declaramos el 10 de octubre como el Día Mundial de Acción por la
Libertad de Abdullah Öcalan. Hacemos un llamamiento a toda la humanidad
progresista del mundo, especialmente al pueblo del Kurdistán, a los
intelectuales, artistas, ecologistas, defensores de los derechos de la mujer, a
todos los que están a favor de la libertad y la igualdad para que se unan a
este día de acción con creatividad».
“En el Corán podría estar, aunque no esté, esta profecía:
Las riquezas naturales serán la maldición de las gentes”, dice Eduardo Galeano
en su texto “Muros”, y como podría estar en el Corán como en cualquier otro
libro religioso o profético, porque la frase resulta contundente ante la
realidad histórica que avasalla a territorios como el de Américas Latina, o
también al Kurdistán, explica el periodista argentino especializado en el tema,
Leandro Albani en entrevista.
«Los recursos naturales son muy importantes: el agua dulce
es uno de ellos, porque a todo el territorio del Kurdistán lo cruzan los ríos
Tigris y Éufrates, que son las principales fuentes de agua dulce en Medio
Oriente, y también hay mucho petróleo y gas natural; algo que no se tiene en
cuenta porque en los Siglos XX y XXI, siempre se hizo hincapié en el petróleo,
pero tanto el agua dulce, como la tierra».
«El Kurdistán es muy fértil, sobre todo en el norte de
Siria, son vienes sumamente codiciados por cada nación. Por poner un ejemplo,
en Siria, el Estado, hasta que comenzaron las revueltas en 2011, 2012, al
Kurdistán sirio le llamaban ‘el granero de Siria’, porque ahí se daba la
producción agrícola para todo el país, pero a su vez, esa región siempre fue la
más pobre de Siria, porque el gobierno sirio retiraba todo eso, lo llevaba a
las provincias del Mediterráneo, y los y las kurdas vivían y viven en la
pobreza».
El caso de Öcalan es paradigmático, importante sin duda
porque nos recuerda la enorme diversidad que existe en el mundo y lo mucho que
las potencias se empecinan en aniquilarla. Dos preguntas debieran surgirnos a
partir de esta problemática: ¿por qué aislar a Öcalan?, y ¿por qué siempre
destruir al que piensa distinto, por qué el Kurdistán es una nación muda,
tratada como invisible ante el concierto del occidente, del oriente, de todos?